Las monjitas de El Pardo. Recuerdos de Manolo Martínez Turégano

Durante 160 años, las monjitas de El Pardo de la orden Concepcionistas Franciscanas escribieron parte de nuestra historia. Llegaron en 1859 a un convento que, en un  primer momento, fue concebido como casa de oficios hasta que la reina Isabel II de Borbón lo donó a las religiosas.

Sus paredes albergaron las Escuelas de Instrucción Primaria de Niñas, un colegio y una guardería, donde se formaron y educaron cientos de niños pardeños que, hoy, siendo adultos recuerdan con cariño lo que aprendieron de sus queridas monjitas.

Pero no solo había vida escolar en el convento. Su huerta tenía una actividad trepidante gracias al duro trabajo de las religiosas. ¡Cuántas familias han comido sus riquísimas frutas y hortalizas o los huevos que daban sus gallinas!.

En la Guerra Civil se perdieron la mayoría de los archivos que custodiaban la historia de este lugar pero, por suerte, hay un pardeño que, a sus 74 años, tiene una memoria prodigiosa donde guarda muchos acontecimientos que han sucedido en El Pardo, así como lugares y personas que un día escribieron parte de su crónica.

Hablamos de Manolo Martínez Turégano. Este excepcional pardeño recuerda a muchas de las monjitas y vivencias que compartió con ellas. También, ha sabido salvaguardar en sus recuerdos los momentos vividos por sus familiares y amigos que le confiaron un día.

De nuevo, ha elegido ElPardo.net para ser el altavoz de sus memorias. Esta vez, de aquellas en las que las Concepcionistas Franciscanas son protagonistas. Desde hoy y durante varias semanas, recordaremos con él a Sor Filomena, Sor Carmen, Sor Dolores, Sor Presentación, Sor Margarita, Sor Beatriz, Sor María, Sor Asunción, Sor María Antonia, Sor Encarnación, Sor Corpus, Sor María Jesús, Sor Milagros, Sor Magdalena… ¡Gracias Manolo!

Manolo Martínez Turégano.

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SOR FILOMENA, LA MONJITA QUE DABA LA BIENVENIDA EN EL COLEGIO

«En el año 1928, Sor Filomena era la monjita que abría la puerta del colegio. Era la maestra de los pequeños, entre los que estaban Pilar Anubla Cancela, nacida en 1926. Antes de cumplir los tres años, la niña ya formaba parte del colegio. Ella me contaba que era la benjamina de la clase y que, cuando su madre la dejaba allí, Sor Filomena la cogía en brazos para llevarla dentro con el resto de niños, siempre con cariño. Cuando su madre volvía a por ella la monjita le decía: ‘Ahora te vas con tu otra madre’.

Mi tía Francisca Martínez Cancela era prima de Pilar y nació en el mismo año que ella, aunque entró en el colegio cuando ya había cumplido los cuatro. También me contó que su primera maestra fue Sor Filomena. ‘Todo lo que sé me lo enseñaron las monjas’, me decía. ‘Como tantísimas chicas de El Pardo, nunca las podré agradecer todo lo que hicieron’.

La monjita y el fraile Padre Benito fueron muy populares y apreciados por todos los pardeños», concluye Manolo.

Varias niñas de El Pardo aprendiendo con una de las monjitas. Foto cedida por Manolo Martínez Turégano.

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