«Desde que vivo en Mingorrubio he ganado en calidad de vida», Helena Linares, campeona de España de esgrima U-17
Esta joven de 17 años se mudó con sus padres a la colonia el pasado mes de marzo. La cercanía con el Centro de Alto de Rendimiento animó a la familia a trasladarse desde Brunete. Allí, entrena para seguir ampliando un currículum deportivo que comenzó a escribir con sólo siete años. Esta deportista de alto nivel es Medalla de Oro en categoría U-15 en los XVII Campeonatos del Mediterráneo de Túnez, Plata en Luxemburgo, Bronce en Campeonatos de España U-23, U-20, U-17 y U-15, campeona de España por equipos en varias categorías, subcampeona de Europa cadete por equipos… Su título más reciente, el de campeona de España U-17, lo ganó en Santander hace dos meses
–¿Cómo fueron tus comienzos con el esgrima? Cuando tenía cuatro años, mi madre, que hacía florete, me llevó a un club, pero allí sólo admitían a niños mayores de siete años y tuve que acudir a otro. Recuerdo que, en mi primera clase, me dieron una espada de goma y me enfadé. Pedí que me dieran una de verdad. Me dijeron: «Si puedes con ella, te dejamos». ¡Pude con ella y pesaba 500 gramos!
–Al mismo tiempo, practicabas otros deportes. Siendo muy pequeña comencé a hacer karate con mi padre, que es maestro. También iba a clases de equitación y natación. Recuerdo que quería ser pentatleta.
–¿Cuándo empezaste a competir? Cuando cumplí siete años. Antes de esa edad no se podía.
–¿Qué recuerdas de tu primer torneo? Competí en el Criterium M7 y gané. Tenía un gran potencial que no conocía. Estaba feliz, muy emocionada y no hacía más que gritar «¡He ganado. He ganado!». Los tres años anteriores había ido como público, portando pancartas para animar a mis compañeros, y, por fin, pude competir.
–¿Y de tu primera competición internacional? Fue en Luxemburgo y el torneo formaba parte del Circuito Cadete Europeo. Tenía unos 12 o 13 años y era M15. Quedé primera por equipos y segunda individual. Ganar fue muy fuerte. No me lo creía porque fui sin expectativas. Participaron deportistas de toda Europa; franceses, italianos, croatas, luxemburgueses, ingleses…
-¿En qué categoría compites ahora? Soy cadete, aunque compito también en junior, sub23 y senior.
–En muchas ocasiones, te has enfrentado a deportistas mayores que tú. ¿Cómo son esos encuentros? Siempre he aparentado más edad por mi altura. En estos enfrentamientos nunca he tenido miedo. Al final, compites con un adversario vestido de blanco. A todo el mundo se le puede ganar. Lo que hay que tener en cuenta es tu habilidad, más que lo que pueda hacer el otro.
–En esgrima, ¿es una ventaja ser alto? Mides 1,85 y sólo tienes 17 años. Sí lo es porque, cuanto más lejos llegue tu brazo, antes tocas al rival. Pero también puede ser una desventaja, ya que a los altos nos cuesta más coordinar y somos más lentos. Nos requiere más esfuerzo.
–Ser zurda en este deporte es bueno… En realidad, soy ambidiestra. Cuando empecé, me lanzaban pelotas para ver con qué mano las cogía. Me decanté por utilizar la izquierda porque en esgrima los zurdos no tienen rival.
–¿Cómo definirías el esgrima? Mentalmente es un deporte muy duro. Es mucho de pensar, engañar al otro y que haga lo que tú quieres. Requiere movimiento, mucha estrategia y provocación.
–¿Qué haces en el Centro de Alto Rendimiento? Formo parte de un programa de formación continua, en el que se instruye a deportistas en una carrera a largo plazo para ir a Juegos Olímpicos y a campeonatos del mundo.
–Acabas de proclamarte campeona de España U-17 en Santander. Estoy muy contenta porque llegué con sensaciones negativas y mentalmente mal. No estaba segura de poder ganar. A la final llegué tranquila. Después del último tocado, me puse a llorar de alegría. Además, por equipos, quedamos segundas, así que, emocionada doblemente.
–¿Cuál ha sido el papel de tus padres en tu carrera deportiva? Los dos me han ayudado muchísimo para no rendirme en ningún momento. Han aguantado todo. Mi padre me ha enseñado un montón de cosas y me ha cuidado cuando me he lesionado. Mi madre ha sido quien me ha llevado siempre a entrenar. Ha llegado a hacerse 200 kilómetros al día.
–¿Cuál ha sido tu peor momento? En el colegio y en mi anterior club sufrí bullying. Me decían que no era nadie, que no iba a ganar nada. Mis propios compañeros de equipo me abucheaban. Mentalmente fue muy duro. Hasta que no salí de ese lugar no me di cuenta de que aquello no era normal. Y es que yo pensaba que todos los deportistas lo pasan mal para llegar alto. Ya sé que no es así y ahora todo es diferente. Ganando he callado bocas y he sentido satisfacción por mí y mis padres. El deporte me ha ayudado a superarlo porque me da seguridad. Ahora soy feliz.
–¿Cómo ha sido tu día a día esta temporada? Me levantaba a las 6:30h. A las 8h. comenzaba las clases en el instituto. De 11h. a 13:30h., entrenaba. De 14h a 15h. comía. De 15h. 17:30h. volvía a tener clase. De 18h. a 20:30h., de nuevo, a entrenar.
–Es difícil compatibilizar deporte con estudios. Sí, es complicado pero lo consigo. En 2021 me dieron el Premio Extraordinario Fundal 2020 por la conciliación de la vida académica y deportiva.
–¿Cuál es tu próximo objetivo deportivo? Quiero ganar un campeonato de Europa y del mundo en individuales. También, ir a unos Juegos Olímpicos. Tengo la vista puesta en Brisbane 2032.
-¿Y personal? Tengo claro que no se puede vivir de la esgrima, y mucho menos como entrenador. Siempre he querido estudiar medicina.
-Desde marzo, vives en Mingorrubio con tus padres. ¿Qué te parece la colonia? Me encanta y estoy muy contenta de estar aquí. La convivencia con los vecinos es genial, son muy amables. Me gusta dar paseos por el río con mi perro. ¡Hasta él ha revivido y está más fuerte! Cuando vienen mis amigas esgrimistas se sorprenden porque la gente nos saluda por la calle. La primera vez que desperté aquí me dije: «Me gusta esto». He ganado en calidad de vida porque estoy muy cerca del Centro de Alto Rendimiento (CAR).
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