“Mi pasión por el dibujo nació en el Patio de los Osos de El Pardo”, Eloy Montejo Llorente
Este lugar se encontraba en la antigua Casa de Oficios, donde este pardeño vivía con su familia. Con solo cuatro años empezó a dibujar allí, entre las paredes de la antigua carbonera. También, plasmaba su arte en el pavimento de la puerta del palacio y en el encerado del colegio, cuando don Prudencio le dejaba sin recreo para que dibujara la lección.
Hoy, Eloy vuelve al barrio que le vio nacer y crecer con una exposición que muestra 36 de sus obras en acuarela
Eloy Montejo Llorente nació en El Pardo hace 79 años. Por aquel entonces, pocos niños nacían en hospitales y su madre Feli dio a luz en la antigua Casa de Oficios, concretamente, en una nave que había sido la carbonera del palacio. Aquella estancia fue testigo del momento en el que a este artista se le despertó su pasión por el dibujo. “Tendría unos cuatro años y mi padre, sin querer, me abrió las puertas a este arte. Le considero mi primer maestro. Simplemente, dibujó una cara de perfil y lo descubrí”, recuerda Montejo.
A Eloy le encantaba recorrer la antigua Casa de Oficios, un espectacular edificio que desapareció en los años 60. Desde su casa, salía al Patio de los Osos y se dirigía a la Fuente de los Cuatro Caños. Pero lo que más le gustaba era dibujar en el pavimento de la puerta del Palacio de El Pardo. “Lo hacía con trozos de yeso que se desprendían de las paredes de las casas más viejas. Me gustaba dibujar a la Guardia Mora; con sus caballos y sus vistosos cascos. Recuerdo que, cuando iba a entrar Franco, tenían que parar para que me retirara y poder pasar”, nos comenta.
A ningún niño le ha gustado tanto como a Eloy quedarse sin recreo. Y es que era el momento en el que él dibujaba con algo casi impensable por aquel entonces; tizas de colores. “En el Grupo Escolar, como popularmente se conocía al colegio de El Pardo, me quedaba sin patio y para mí era un honor. Don Prudencio me mandaba dibujar en el encerado la lección que iba a dar. Aquella pizarra era una maravilla”, nos cuenta.
Al terminar el periodo escolar obligatorio, su arte no se quedó entre las cuatro paredes del colegio. Con 14 años, como la mayoría de los jóvenes pardeños, Montejo entró a trabajar como aprendiz en el Parque Central de Transmisiones. De todas las opciones que le dieron, se decantó por carpintería, pero no le dejaron porque allí ya conocían de su destreza artística. “Cuando entrabas en el Parque te daban un papel en el que tenías que marcar el oficio que querías aprender. Curiosamente, mi papeleta tenía escrito a boli la opción de delineante. ¡La habían puesto para mí!”, se ríe. Aun así, aquel joven no la marcó. No… la primera vez. “Puse carpintería y me obligaron a descartarla y decantarme por delineante. Allí ya se habían enterado de mi habilidad con el dibujo. Con el tiempo lo agradecí. Había un oficial muy estricto, que me exigía mucho, le debo lo que soy ahora. Él me animó a ir a la Escuela de Artes y Oficios. Se lo agradeceré toda la vida”, recuerda.
ALUMNO DE LA ESCUELA DE ARTES Y OFICIOS Y DEL CÍRCULO DE BELLAS ARTES
Cuando Eloy Montejo Llorente le dijo a su madre lo que le había propuesto el oficial, Feli no dudó en presentarse en la Escuela de Artes y Oficios con su hijo. Curiosamente, el conserje era primo suyo y le regaló unas láminas para dibujar, que aún conserva. “Fui alumno de la Escuela de Artes y Oficios número 6 y, después, me dieron una beca para la número 1, donde estudié modelado, historia del arte, vaciado de escayola…”, nos comenta. Un par de años después, con 17 años, se fue al Círculo de Bellas Artes para continuar con su formación. Estuvo pagando por las clases 100 pesetas al mes, hasta que le volvieron a becar. “La ayuda la gané después de pintar a una modelo con carboncillo y a tamaño natural. Todavía conservo el dibujo y otros miles de mi etapa allí”, añade.
El servicio militar obligatorio supuso un parón en la dedicación artística de Eloy. También, el tiempo que estuvo detrás del mostrador de la pescadería de sus padres y el que pasó en la Guardia Real. Pero fue solo eso, un parón. Y es que este artista retomó su pasión poco a poco. “Ya casado y con familia volví al Círculo de Bellas Artes y, después de jubilarme, me apunté al taller de acuarela que se imparte en el Centro Sociocultural Alfonso XII de El Pardo”.
DURANTE NOVIEMBRE EXPONE EN EL CENTRO SOCIOCULTURAL ALFONSO XII
En 2022, expuso en el centro una muestra de dibujo que tituló ‘El dibujo, mi gran pasión’. Este mes, vuelve con ‘La vida en acuarela’, que incluye 36 obras hechas con esta técnica.
Su elección por el Centro Sociocultural Alfonso XII de El Pardo tiene una razón, como nos explica. “Este lugar me gusta muchísimo, por las clases y por el centro en sí. He tenido y tengo profesores excelentes. Aquí me siento muy bien y he hecho grandes amistades. Me encuentro muy cómodo. Siempre me llamó la atención la sala de exposiciones -añade- Me parece excepcional. Todo el que entra en el centro, sin quererlo, ya está en ella. Es un punto a favor para exponer aquí. Tiene una iluminación muy buena. Estoy encantado de mostrar aquí mis dibujos para que la gente los vea”.
Para Eloy Montejo Llorente exponer en su pueblo es “una gran satisfacción. Que los pardeños vean mis dibujos es lo más”, concluye.
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Algunos de los cuadros que Eloy expone en `La vida en acuarela’.
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