La Romería de San Eugenio 2015, un homenaje a las monjitas de El Pardo
Hace 400 años, las verjas reales del Monte de El Pardo se abrieron para que el pueblo pudiera coger bellotas durante un día. Su apertura fue orden de Felipe IV tras encontrar a un hombre que las robaba para dar de comer a su familia. Aquel día, sin pretenderlo, el monarca instauró una fiesta popular que ya tiene cuatro siglos de historia: la Romería de San Eugenio.
Ayer, 15 de noviembre, volvió a celebrarse en El Pardo como dicta la tradición desde que se recuperó en 1993. Comenzó con el pregón y la recogida del santo en el Convento de las RR.MM. Concepcionistas Franciscanas, continuó con la procesión hacia el Cristo, una misa al aire libre, degustación de migas y bailes populares, y terminó con la devolución del santo.
Este año las pregoneras han sido las creadoras de ElPardo.net, MªCarmen y Virginia Delgado Montejo. Ilusionadas, subieron al templete del parque de la Mar Océana y comenzaron el pregón agradeciendo a los organizadores de la romería su elección como pregoneras. “Nos hace mucha ilusión dar comienzo a una fiesta popular con tanta historia como historia tiene El Pardo. Nosotras hemos vivido la recuperación de esta romería y pertenecemos a la generación que ha de tomar el testigo. Cada año, nos hemos involucrado más ella y ya es una cita que esperamos con muchas ganas”, dijeron. Continuaron explicando el origen de esta fiesta popular y se dirigieron al público con una propuesta. “Os proponemos algo: que la romería de hoy sea un homenaje a las monjitas de El Pardo. Ellas se van. San Eugenio se queda sin el cuidado de unas religiosas cuya congregación ha estado en El Pardo durante 156 años. El santo las echará de menos y también los pardeños. Acostumbrados a ver a las monjitas en la puerta de su colegio, detrás de la celosía… Echaremos en falta su presencia.”, dijeron.
Antes de concluir el pregón, animaron a los asistentes a comenzar la fiesta popular “¡Cofrades, romeros!, acompañemos a San Eugenio en procesión. Bailemos bajo su mirada bailes populares. Comamos y bebamos a su salud. Y, sobre todo, disfrutemos juntos de este día en el que recordamos aquel del siglo XVII, en el que comenzó este festejo”. Acto seguido, Mª Carmen y Virginia fueron nombradas Romeras Mayores imponiéndoles un sombrero chambergo y la vara que las acredita como tal.
Después, los romeros acudieron al Convento de las RR.MM. Concepcionistas Franciscanas para recoger el santo. Tras una trifulca ficticia con los cofrades de la Cofradía pardeña de San Eugenio, se le llevaron de procesión. El camino hacia el Cristo fue amenizado con la música de las dulzainas y la alegría de las mujeres que no pararon de bailar durante todo el recorrido.
Este año, el santo fue llevado por Belén Ballester, una joven pardeña que cogía el testigo de los cofrades mayores de El Pardo. Representaba, así, el relevo generacional que anunciaron las pregoneras minutos antes.
Una vez en el encinar cercano al Cristo, se ofició una misa al aire libre y se repartió migas y sangría. La fiesta no paró en toda la jornada gracias a bailes y juegos populares como el de la botella.
Puedes leer el pregón pinchando aquí.
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