Faustino impregnó de recuerdos, emoción y sentimiento el pregón de las fiestas de El Pardo
Nervioso y muy emocionado. Así subió ayer Faustino al escenario, dispuesto a dar un pregón que tocara el corazón a los pardeños. Y lo logró. No sólo por sus palabras, también por su presencia. Y es que si hay alguien que ha trabajado duro para sacar adelante las fiestas y otras actividades de El Pardo, ése es él. Por ello, se considera ‘hijo del pueblo’, como le gusta llamarse y que le llamen.
Lo primero que manifestó frente al atril fue su orgullo por el hecho de que los pardeños le hubieran propuesto como pregonero. No tardó en subrayar el amor que siente por El Pardo. “Yo quiero mucho a este pueblo, aquí he vivido gran parte de mi vida, aquí tengo a gran parte de mi familia y muchos amigos que ahora estoy viendo”, dijo.
Hizo un brevísimo repaso por la historia de El Pardo y se explayó en el Convento de las RR.MM. Concepcionistas Franciscanas, erigido como tal en 1859. “Está a punto de cerrar. Con ello se van una parte importante de nuestras vivencias, porque en esa iglesia muchos de nosotros nos hemos casado, otros se han bautizado o han celebrado su Primera Comunión. También allí hemos comprado dulces y bordados. Las monjas han cuidado de muchos de nuestros nietos”, recordó.
Faustino confesó que cuando empezó a escribir el pregón le vinieron a la memoria muchos recuerdos de su infancia en El Pardo. “El aroma por las mañanas a lumbre y pan recién hecho, las tabernas de Chivato o de Angelita Villariño (donde mi abuelo trabajaba como panadero), el olor de aquellas vaquerías y el valar de las ovejas. También, los churros de la tía Vicenta, las papas del tío Antonio, las chuches de Quero. Mi colegio San Fernando, los partidos de fútbol en el picadero, el río donde nos bañábamos, las mujeres lavaban la ropa y los empleados del monte llenaban los botijos. Me acuerdo de mis correrías por el monte, de coger nidos. Con mi abuelo iba a jugar la partida al bar La Perla, donde me ponían un cucurucho con cacahuetes”, recordó.
El pregonero logró que los más mayores del público aplaudieran cuando comenzó a nombrar a algunas de las familias que vinieron a El Pardo hace varios siglos. “Carmonas, Vegas, Cancelas, Chivatos, Peñas, Polleros, Matabuenas… Pido disculpas a los que no nombro por olvido”, dijo. Por supuesto, recordó a sus familiares. “Quiero dar las gracias a mis abuelos, a mis tíos que de pequeño hicieron conmigo y mi hermano de padre y madre. Lo que soy ahora y mi oficio, el que todos sabéis, se lo debo a mi tío Raúl, quien me enseñó a ser un hombre honrado y trabajador como él. ¡Gracias tío!”. En este momento el público respondió con un fuerte aplauso al pregonero.
Faustino no se olvidó de traer al presente las fiestas de antaño. “Teníamos veladas de boxeo en la Casa Infantes, los toros, el circo, coches de choque, feria, baile, pinchos con las peñas… Tantas cosas que nos hacían felices…”. En este momento, aprovechó para hacer un homenaje a las peñas y asociaciones que, en la actualidad, hacen posible la celebración de las fiestas patronales pardeñas. Éste fue uno de los momentos más emotivos del pregón. El pregonero sacó de su bolsillo un pañuelo de la desaparecida peña Los Buenos y se lo anudó al cuello. Un gesto que puso la carne de gallina a más de uno e hizo derramar alguna lágrima. “Quiero recordar a los socios y simpatizantes que han formado parte de la peña Los Buenos. Gracias a fundadores y presidentes, gracias por vuestro apoyo y los buenos momentos que hemos pasado en esta peña. Cómo no me voy a acordar de mi banda de trompetas y cornetas, tambores, y de las personas que hicieron posible esa asociación. Su apoyo en fiestas, procesiones y en la antigua con cuatro pasos…”, comentó emocionado.
Antes de finalizar el pregón, Faustino se dirigió a los jóvenes y les pidió que lucharan por conseguir una calidad de vida “lo mejor posible en este lugar”. “Que El Pardo no se quede detenido en el tiempo. Chicos, vosotros sois la alegría y esperanza de este pueblo. Sois los encargados de continuar con nuestras tradiciones”, dijo. Acto seguido, el pregonero pidió hacer un esfuerzo y apoyo por una entidad con historia en nuestro barrio; la Agrupación Deportiva El Pardo. “Hay que recuperar el equipo de fútbol que hemos dejado perder entre unos y otros. Estuvo tres temporadas en Tercera División y otras tres en División de Honor en juveniles. Hoy ni campo de fútbol tenemos”, dijo con tristeza.
Una invitación y un agradecimiento pusieron punto y final al entrañable pregón de nuestro vecino. “Os invito a que durante unos días dejemos atrás nuestras preocupaciones y diferencias y nos dispongamos a vivir con intensidad nuestras fiestas. No olvidemos que cada día es único en nuestras vidas y de nosotros depende que lo hagamos inolvidable. Gracias a mi mujer, mis hijos y mi nieto que hacen mi vida inolvidable”. Al escuchar estas palabras hubo quien se puso en pie y no dejó de aplaudir. Aplausos que se unieron a los gritos que invitó a vitorear Faustino. “¡Viva Nuestra Señora del Rosario! ¡Viva nuestras fiestas de El Pardo! ¡Viva los pardeños!”
Pero cuando Faustino pensó que había puesto punto y final a su pregón, llegó uno de los momentos de más emoción de la noche. Nada más recibir la placa de manos del concejal del distrito, Guillermo Zapata, los chavales que en su día integraron la desaparecida Banda de Música de la Peña Los Buenos se presentaron con sus cornetas y trompetas junto al escenario y tocaron varias piezas. Un momento emotivo durante el cual el pregonero no pudo contener las lágrimas.
Minutos antes del pregón, ElPardo.net entregó los premios del Concurso del Cartel de Fiestas organizado por esta web.
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