“Aunque cuando vamos a El Pardo disfruto de cada momento, tengo miedo de no saber vivir en España”, Ana Ariza
A esta pardeña por el mundo le separan de El Pardo más de 10.525 kilómetros. Pero no es la gran distancia lo que le sobrecoge cuando piensa en su regreso, lo que le da miedo es no saber adaptarse. Y es que Ana Ariza ha vivido los últimos 15 años en ciudades que poco tienen que ver con su Mingorrubio natal. Primero estuvo en Pekín, luego en Taipei, volvió a la capital china y desde hace ocho años reside en Hong Kong. Allí ha formado una familia junto a su marido, un serbio llamado Sava, y su hijo Isaac.
-¿Desde cuándo estás en Hong Kong y por qué te fuiste?
Llevamos en Hong Kong ocho años. Estamos aquí porque mi marido, de nacionalidad serbia, encontró una oportunidad laboral muy buena. Vinimos de Pekín y habíamos vivido antes en Taiwaán. Llevo 15 años fuera de El Pardo.
-¿Qué tal está siendo tu experiencia?
Muy buena. Cuando me fui a vivir con el que es ahora mi marido fue muy duro. El impacto cultural fue grande; fuera y dentro de casa. Pero gracias a su amor y su gran apoyo, la vida al lado de él es especial.
– Has formado allí una familia, cuéntanos
Conocí a Sava, mi marido, en Pekín hace 15 años, cuando fui a visitar a una amiga que estaba estudiando en la capital china. Al año y medio de conocernos y después de un curso intensivo de inglés y una relación a distancia, decidimos vivir juntos en Pekín. El año siguiente le ofrecieron un puesto en Taiwán y allí nos fuimos. Estando en Taipéi le volvieron a ofrecer otro trabajo en Pekín y nos volvimos, ya casados. Después de cuatro años en la China Continental le surgió una oferta laboral muy apetecible en Hong Kong, y aquí llegamos hace ocho. El año pasado tuvimos a nuestro bebé, Isaac, y ahora disfrutamos aún más de la buena vida que da esta isla.
– Con tu pareja e hijo, ¿es más complicado volver o pensáis hacerlo?
Mi marido está deseando volver a España. Nunca ha vivido aquí pero, desde el primer momento que puso pie en Madrid, está enamorado de la ciudad. Él dice que en otra vida debió de ser español. Y creo que se casó conmigo por ser española, y más madrileña, ya que es un gran fan del Real Madrid. Yo soy la que tengo más miedo de volver, por la situación que está pasando ahora España y por los años que llevamos fuera. Él salió de su país cuando tenía 16 años y cuando vamos no se siente de allí, y yo estoy pasando por lo mismo. Aunque cuando vamos a El Pardo disfruto de cada momento, de cada comida, de cada abrazo a mi familia y de cada charla con mis amigos de siempre, tengo miedo de no saber vivir en España…
Fotos: disfrutahongkong.com
– ¿Qué diferencia ves entre la infancia de tu hijo en Hong Kong y la tuya en El Pardo?
La diferencia es como la de un huevo a una castaña… Cuando yo era pequeña salía y estaba segura jugando con los vecinos. El colegio estaba, literalmente, a la vuelta de la esquina. Y la calidad de vida era mucho mayor. Con mi peque, para ir a la guardería tienes que ir en coche, sólo es una hora de clase y tengo que estar con él en la clase.
-¿Qué echas de menos de El Pardo?
La tranquilidad, la comodidad, la familia, el buen aire…
-¿Se parece en algo Hong Kong a El Pardo?
En líneas generales no se parece en nada. Ésta es una ciudad de rascacielos sin casi espacio para andar. Pero donde vivimos, en el sur de la isla, todo cambia. Es más tranquilo y, como en El Pardo, sólo hay dos carreteras que llegan a nuestro distrito. Es como transportarse del centro loco a la tranquilidad, a dos pasos. Ésta es la similitud que encuentro.
-¿Tu día a día sería igual o similar si vivieras aquí? ¿En qué crees que se diferenciaría más?
Supongo que sería igual en el sentido de tener que ir a trabajar y pasar tiempo con los amigos. En España tendría, además, a la familia y pasaría más tiempo fuera de casa, disfrutando de la calle. Aquí vivimos a un paso de la playa, aunque no vamos. El mar da mucha vida también.
Fotos: sobrechina.com, www.ciudadesdelfuturo.es
–Has estado en otras ciudades extranjeras, ¿en qué se parecen a El Pardo y en qué son diferentes?
En Pekín vivíamos en el centro. Todo estaba a mano, en nada se parecía a El Pardo. Echaba mucho de menos las terrazas y salir a dar un paseo. (Ahora Pekín ha cambiado mucho y hay muchas más terrazas y otras formas de diversión).
De Taipéi (Taiwan), se parecía en la lejanía del centro. No era tan tranquilo, pero era como transportarse a otro sitio estando cerca de todo. Había también más naturaleza, pero tampoco se podía salir a pasear ni a tomar algo al bar de al lado…
En Hong Kong, los dos primeros años vivimos en el centro. Muy práctico, pero muy loco. Ahora, en Stanley (en el sur de la isla), es como un pueblecito, con sus terrazas, su paseo marítimo…No se bebe como en España, pero por lo menos sí se puede ir dando un paseo a tomar algo…
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