El origen de la Romería de San Eugenio
La leyenda que alimenta la historia de la Romería de San Eugenio está fechada en un 15 de noviembre del siglo XVII (concretamente en 1642), durante el reinado de Felipe IV. Ese día el monarca se perdió en el Monte de El Pardo mientras perseguía un jabalí y cuando buscaba el camino de regreso vio a un hombre robar bellotas. Éste le explicó que lo hacía por necesidad ante las precarias condiciones en las que vivía su familia. Sin saber que hablaba con el rey, le habló de la ambición del conde duque de Olivares, origen de sus males.
Tras escucharle, Felipe IV le dio unas monedas, le dejó marchar y decidió que todos los 15 de noviembre los madrileños recogieran bellotas en el Monte de El Pardo. Con el paso del tiempo, aquel privilegio real se convirtió en una fiesta popular.
El Relicario (José Padilla)
El día de San Eugenio
yendo hacia El Pardo le conocí,
era el torero de más tronío
y el más castizo de to’ Madrid.
Iba en calesa
pidiendo guerra
y yo al mirarle
me estremecí.
Y él al notarlo, saltó del coche
y muy garboso vino hacia mí.
Tiro la capa con gesto altivo
y descubriéndose me dijo así:
Pisa morena, pisa con garbo
que un relicario
que un relicario me voy hacer.
Con el trocito de mi capote
que haya pisado
que haya pisado tan lindo pie.
Un lunes abrileño el toreaba
y a verle fui.
Nunca lo hiciera que aquella tarde
¡Qué sentimiento, creí morir!
Al dar un lance,
cayó en la arena,
se sintió herido,
miró hacia mí.
Y un relicario saco del pecho,
que yo enseguida reconocí.
Cuando el torero caía inerte
en su delirio decía así:
Pisa morena, pisa con garbo
que un relicario
que un relicario me voy hacer.
Con el trocito de mi capote
que haya pisado
que haya pisado tan lindo pie.