El Monte de El Pardo, un tesoro natural a 15 minutos de Madrid
Las 16.000 hectáreas que ocupa el Monte de El Pardo esconden más tesoros de los que creemos. Desde fuera, al otro lado de la valla que lo protege, poco podemos imaginar lo que allí sucede a diario. Hay algo más que gamos y ciervos, que encinas o robles; el Monte de El Pardo es el hogar de varias especies de extinción. Lo que no han podido hacer otras zonas boscosas lo ha logrado este lugar; favorecer la existencia del águila imperial ibérica. En total, viven en el monte ocho de las 220 parejas que hay en España. También aquí levantan el vuelo algunas de las pocas cigüeñas negras que subsisten en los cielos españoles.
La capacidad del monte de dar vida a la avifauna amenazada de extinción hizo que los estados miembros de la Unión Europea lo declararan Zona Especial de Protección para Aves (ZEPA), en 1987. Hoy, 25 años después, no sólo sigue ostentando el ‘título’, sino que continúa dando cobijo a 120 especies de árboles y plantas, 125 de aves, 35 de mamíferos, 19 de reptiles y 13 de anfibios.
Mientras que el monte da de comer a miles de animales y plantas, el río Manzanares que lo cruza calma su sed. Su cauce curvilíneo da vida al ailanto, la encina, el chopo, el olmo, la espadaña, el junco e incluso a un fresno fuera de lo común, que es soportado por un tronco muy grueso y engalanado con ramas extrañamente alargadas. Los líquenes que allí colonizan, junto al musgo, avisan de que en el monte pardeño no hay contaminación (lee aquí esta noticia).
Los jabalíes, gamos y ciervos son los habitantes más famosos del lugar. No es extraño ver alguno desde la parte no protegida como tampoco es difícil oír los berreos de estos últimos cuando comienza el otoño. En la actualidad viven en el monte unos 4.000 gamos, 3.600 ciervos y 500 jabalíes, además de 30.000 conejos. También, allí han encontrado su hogar gatos monteses, zorros, tejones, garduñas y ginetas.
Entre las aves que nadan a sus anchas en el río, abundan la gallineta común, la focha y el porrón. De las voladoras, no es extraño ver al vistoso albejaruco, al pito real, a la garza real o al buitre leonado, que planea sobre una buena pieza de carroña.
Muchos son los animales que no citamos, decenas las plantas de las que nos olvidamos, y es que es difícil dedicar sólo unas líneas a uno de los bosques mejor conservados de Europa. 
Tal es su importancia y es tanto lo que puede aportar a pequeños y mayores que desde hace siete años el Centro de Interpretación de la Naturaleza de Montecarmelo (CIN) lo da a conocer. Allí hay una exposición permanente del Monte de El Pardo, se organizan talleres y charlas y, desde allí, se diseñan unas sendas que tienen el monte como destino. Este verano decenas de personas han aprendido y disfrutado con la ‘Senda del agua’, la del ‘Mirador de Valpalomero’, ‘Mirador y puente de la marmota’ o la denominada ‘El río Manzanares en familia’. Con estas iniciativas, adultos y niños han aprendido más del Monte de El Pardo, han conocido a sus habitantes y, quizá lo más importante, han tomado nota de lo importante que es conservar uno de los tesoros naturales que hay en España. Una joya que los pardeños tenemos la suerte de contemplar a diario y el placer de cuidar.
ElPardo.net acudió ayer, domingo 16 de septiembre, a la senda ‘El río Manzanares en familia’. Además de aprender muchas cosas del monte, animales y plantas que lo habitan, pudo comprobar, junto al resto de excursionistas y monitora del CIN, que hay zonas abiertas al público muy abandonadas y mucho trabajo que hacer en su mantenimiento y limpieza, como se observa en las siguientes fotografías:
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