Entrevistamos a Saturnina, la persona más mayor de El Pardo
Saturnina Delgado Romero acaba de celebrar su cumpleaños y nadie diría que es centenaria. Es simpática, amable y muy, muy agradable, además tiene una memoria increíble. Nació en Madridejos (Toledo) pero ha pasado aquí prácticamente toda su vida. Asegura que todos los pardeños son su familia y que se siente muy querida. “Aquí he caído muy bien, me aprecian mucho. ¡Qué habré hecho yo en El Pardo para que me quieran tanto!”, dice con una sonrisa en la cara.
– ¿Cuándo llegó a El Pardo?
Vine después de la guerra con mi marido, mi hijo y mi hija, que tenían 14 y 6 años. Nos trajeron los Castilla, que eran familia de mi suegra.
– Al llegar, ¿qué es lo que más le gustó de aquí?
Nada. Yo le dije a mi marido que me quería volver. El Pardo estaba muy mal, había muchas cosas hundidas. Lloraba y todo. Las casas no tenían agua y algunas, ni váter. Yo creía que El Pardo era como Madrid, algo bonito. Sólo estaba arreglada la calle del cuartel.
– ¿Dónde vivió?
Viví con mi familia en una sola habitación en el edificio que había al lado de la iglesia (la antigua Casa de Oficios). Mi hija dormía a los pies de la cama conmigo y mi marido, y mi hijo en un colchón en el suelo. Así estuvimos un año. Hacía la comida en una cocina común. Después cuando se construyeron casas en la época de Franco nos dieron una.
– ¿Cómo es su día a día? ¿Vive sola?
Siempre he vivido con mi hija, su marido y sus tres hijos. Ahora, vivo con uno de mis nietos y todos los días me visita una de mis bisnietas. A diario apaño la casa, voy a la compra, pero no me gusta pasear. Algunos días ensayo en el coro de la iglesia, los domingos cantamos en la misa de la 13h.
– ¿En el coro?
Sí, yo no sé leer, así que me graban las canciones en un casette, lo escucho en casa y me lo aprendo.
– ¿Cómo fue el homenaje que le hicieron cuando cumplió 100 años y al que acudió el obispo de Madrid?
El obispo vino a un encuentro de mayores y me llamó. Me pidió que le contara mi vida y me preguntó qué hacía para estar tan joven. Yo le contesté: ‘como lo que sea, un trozo de pan con tomate me sienta bien’. Pasé vergüenza, tenía cogidas mis manos y yo sólo quería que me soltara para irme de allí… Desde entonces me escribe una carta todos los meses.
– Le acaban de hacer un regalo de cumpleaños muy especial, cuéntenos.
Me llevaron a ver una obra de teatro al centro cultural. Yo no sabía que la hacían para dedicármela a mí. Fue una sorpresa y ¡qué bonito!. Al entrar, el responsable dijo “a ver dónde está esa niña que traéis”, era yo. Me invitó a sentarme con él pero le dije de broma que yo con los hombres no me quería sentar. Allí estuve, en primera fila. Me regalaron una caja de bombones.
La casa de Saturnina está llena de placas de homenaje por su 100º aniversario, el mes pasado (febrero 2012) cumplió 103 años y, dada su vitalidad, seguro que los próximos años la seguiremos felicitando desde ElPardo.net. ¡FELICIDADES!
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